jueves, 28 de septiembre de 2017

Siempre es cosa de dos






Las relaciones de pareja son como el viento racheado: su intensidad varía, soplando débil o intensamente según la pureza del aire y del espíritu del otro.

Conocer a alguien y enamorarse es una evolución natural en la vida, a la que todos estamos invitados. Es el momento de la complicidad más tierna, de las miradas recíprocas y las sonrisas nerviosas. Es el tiempo de la conquista deseada, de los halagos, de la seducción dulce y del impulso de una atracción a primera vista.

Cada lugar y momento se convierten en testigos de esta nueva aventura, de un sentimiento que crece y de la inseguridad que nos hace vulnerables pero decididos. Cada gesto y palabra del otro son analizados en busca de aceptación y comprensión, tratando de descifrar intenciones y sentimientos.

Con el tiempo, tras intercambiar promesas sinceras, a veces esos dos corazones, que creían estar unidos para siempre, se enfrentan a preguntas difíciles con respuestas dolorosas. Ocultos en la distancia de sus espacios individuales, envueltos en sueños y regalos, descubren que el espacio común que llamaron "amor verdadero" no siempre se mantiene intacto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario