Quisiera creer que la vida en mi país, no es una lidia constante del hombre contra el hombre, donde primero te ayudan a crecer y luego te torean, hasta llegar a picar y hundir tu moral,
cargando su indigna y sucia irresponsabilidad,
sobre nuestras doloridas espaldas.
Me gustaría salir a la calle, y encontrarme con gente que mira a los ojos de la gente,
sin recelos ni temores.
No entiendo como se puede vivir con la cabeza agachada mirando el capote que nos tienden, como si no pasara nada.
Siendo sumisos a la injusticia, entre la obediencia y la resignación.
No me extraña que desde fuera, piensen que no hacemos lo suficiente a la hora de actuar contra las consentidas realidades que nos manejan.
Tan siquiera creo que a estas alturas del partido,
nos crean capaces de remontar este resultado adverso que nos estamos ganando a pulso,
dejando a nuestro equipo diezmado en cada encogida de hombros,
y miles de brazos cruzados,
a merced del arbitraje impostor.
Nuestros jóvenes emprendedores,
"lidiando sus batallas personales por el mundo". Ejerciendo su talento y valentía lejos de casa, intentando salir adelante,
defendiéndose con dignidad y honor.
Y lo que es peor.
Las generaciones venideras.
Pensando ya en un futuro lejos de aquí.
A veces me pregunto:
"¿A quien le divierte este maldito y rencoroso juego de izquierda a derecha, entre familias políticas y sopranos, donde cada cual juega con las cartas marcadas a su antojo,
vitoreados por sus incondicionales,
y sin temor a la ley.
Sabiendo que el único castigo que le espera, es el malo malito malo con pam pam al culo,
al final de cada instrucción?"
En fin...
Así nos va.
"Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir".
Y pensar que esto, puede que no haya hecho más que empezar.
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