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Cuando la memoria se va de vacaciones para siempre, el camino ancho se hace estrecho, tu sombra que antes era recta, empieza a reflejarse encorvada, tu mirada sabe a ternura, y su dirección perdida, dibuja para los demás el olvido en la expresión de tus pensamientos, hasta ser incluso incapaz de recordar tu nombre.
Tu habitación hasta entonces, culto de intimidades y pasiones, se convierte en un espacio vacío lleno de recuerdos borrados y aplastantes silencios, donde los sueños ya no existen , y los ojos intranquilos ya casi duermen .
Todo te suena a melodía de resignada espera en torno a un invisible alrededor.
Una mezcla de esperanza e impaciencia, rodea tus agotados sentidos, por esos gestos de incomprendido cariño, de esos casi desconocidos que siempre fueron parte importante de tu vida, y hoy apenas logras reconocer.
La desesperación irrumpe lentamente entre grandes espacios vacíos difíciles de llenar por momentos.
Cuando se llega a ese punto, todo carece de cualquier otro significado mostrándose en formas muy diferentes, y envuelto por un doloroso sentimiento por tu dignidad perdida, y el hartazgo ante una monotonía extrema, que poco a poco se apodera de ti.
Ya solo queda que el tiempo hable, y desear gran fuerza moral para aquellos que te cuidan y te quieren.
Tan siquiera te quedan fuerzas para luchar contra esa maldita y triste realidad.
Lloras, te enfadas, y a veces ríes sin saber porqué, haciendo reír involuntariamente a los que te abrazan cada noche, antes de arroparte en tu cama con un beso de hasta mañana.
Ya nada se parece, a esas tantas y tantas fotos apreciadas que pueblan tu álbum familiar de siempre, al que ahora solo observas con extrañeza, como si todo lo que allí existiera, fueran pinceladas de vida de unos desconocidos, viviendo una apasionante juventud que nunca te perteneció.
Cuando la vida nos gasta esa broma tan indeseada, cuesta reconocer que salir a conquistar el mundo como tantas otras veces.
Deje de formar parte de nuestros planes para mañana.
Dedicado a todas esas personas a las que una maldita enfermedad les hace olvidar quienes son, y quienes fueron, y para todos aquellos que ofrecen parte de su tiempo por ellos.
Sabiendo lo mucho que valen.
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