Si vivimos constantemente en un presente con la inexacta memoria de los recuerdos, y el futuro es algo incierto al que siempre estamos llegando, porque darle tanta importancia a un tiempo que apenas nos pertenece.
Para que tu inspiración te guíe, tus ganas de alcanzar sigan confiando en tus sueños, y la realidad que vivas comulgue con la parte positiva de tus pensamientos.
Te propongo reír unos segundos cada día sin prestar excesiva atención a lo absurdo que pueda ocurrir a tu lado, que olvides en lo posible aquellos problemas que te preocupan, sabiendo que ellos, también pasarán; y que al salir a la calle de tu vida cada día, juegues a exprimir todas aquellas cosas que te divierten, e intentes cambiar aquellas que no te gustan, por muy instaladas que estén las sanas costumbres que viajan a tu lado.
Procura no ver más allá de lo vivido en cada una de tus propias experiencias, y disfruta de cada instante que la vida te ofrezca, como si fuera el mejor de los regalos que acabas de abrir con ilusión.
Que ni la calurosa o fría temperatura del aire, por agobiante o helado que sea el viento que la envuelve, consigan quemar con impaciencia tu equilibrio, o enfriar la voluntad y la dirección de tus pasos, para que cada una de tus sensatas, atrevidas, alocadas, y resueltas dudas, consigan llevarte a la creíble realidad de tus cumplidos deseos.
Tal vez así, quien sabe.
Esa pequeña porción de tiempo vivido, regalado, y compartido, convierta ese "apenas" de tiempo soñado que te corresponde.
En tu mejor opción a la hora de lograr, eso a lo que solemos llamar felicidad.
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