Un país. Dónde las economías sumergidas, los sucios negocios, y las corrupciones a la carta, campaban a sus anchas por clandestinos despachos, al más puro estilo "napolitano".
Un país, obligado a soportar durante demasiado tiempo, un determinado tipo de leyes, bajo el invisible control de fantasmagóricas mayorías absolutas, con la indignación creciente de gran parte de sus gentes, obligados a soportarlo impotentes, ante la inacción proteccionista de algunas de sus honorables señorías. Por los tantos delitos perdonados.
Un país. En el que, sus ejemplares mandatarios de turno. Acostumbraban a protegerse de los tormentosos y fríos inviernos que provocaban a su pueblo, con el debido ardor guerrero, y envueltos fielmente en su bandera.
Un país. Cansado y aburrido por tantas y repetidas opacas transparencias.
Un país, cubierto por negras cortinas de humo que los pregoneros afines siempre inventaban.
Un país, sumido en dolorosas desconfianzas, debido a medidas sentencias, y afinadas penas para privilegiados.
Un país. Dónde la educación y la enseñanza protagonizaban su particular carrera de relevos cada pocos años. Sin darse cuenta que bajo esa interminable lucha de egos, a menudo más patente por uno de sus lados. Siempre aguardaba expectante la responsable y requerida solución, de una ley para la estabilidad de un aprendizaje. Deseado y merecido, por, y para tod@s.
Un país. Al que, y llegado cierto tiempo. Algunos de sus habitantes, y en determinados pueblos. Sintieron la necesidad de reivindicar y defender sus lenguas e identidades personales por doquier. Incluso, se cuenta. Que hasta el punto de verse enzarzados en discusiones de tasca, o en determinadas riñas familiares, e incomprensibles odios entre iguales. Cada vez que cruzaban palabras con posturas encontradas... De pertenencias e inamovibles justicias pactadas; cuestionaban la deseada, respetada, y compartida convivencia todos juntos; o reafirmaban con ímpetu y firmeza, sus claros y decididos regionalismos; sin que ni los unos ni los otros. Se dice.
Aún no se hayan llegado a entender.
Claro que...
Los cuentos. Al igual que las historias en la vida de cada país.
Siempre son susceptibles a muchos cambios según la voluntad de su pueblo.
Y... ¿Quien sabe, cómo otras actuales y futuras generaciones, querrán o vendrán a contarnos sus nuevas y conseguidas experiencias, con el paso de los años?
Erase una vez...
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