Ella no entiende de tamaños craneales. pero a menudo nos pone a prueba.
Intenta medir nuestras fuerzas, jugando a las preguntas para juzgar sus respuestas, dejando que el silencio nos salve a veces de nuestra ignorancia.
Las palabras que decimos, junto a la acción en la vida de nuestros pensamientos, siempre acaban siendo el mayor de los privilegios, dependiendo de nuestras muchas o pocas salidas.
O bien.
De nuestras enormes o pequeñas posibilidades.
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