miércoles, 10 de agosto de 2016
Siempre llueve sobre mojado
Hay vidas con riquezas tan intensas, que apenas tienen tiempo de humanizar sus pensamientos.
Otras, de extrema pobreza con huecos tan sumamente vacíos, enormemente difíciles de llenar.
Momentos de un injusto presente donde hasta la luz del sol, parece que ya no brilla con la misma intensidad para todos.
Mares, que a la vez que presumen de grandes cruceros de lujo, lloran en su tristeza, por saturadas pateras de olvido y muerte.
Olas convertidas en testigos involuntarios de miles de vidas truncadas manchadas con gritos de desesperación, que rompen en solitarios acantilados arrastrando con ellas sus miedos, o diluyéndose sin dejar rastro alguno de sus desgracias, en cómodas playas de fina arena.
Un mundo, de lugares iluminados y gentes afortunadas con derecho a imaginar su futuro.
Y otro, compuesto por trozos de mapa ignorados apenas reconocidos según el interés político de turno, reclamando una humanidad que solo unos pocos practican con valor desinteresadamente con sus acciones, y otros, de buen corazón, expresan a distancia solidarizándose y colaborando como buenamente pueden.
Una humanidad. A la que ciertos lideres y "democracias" de lujo, presumen cuidar entre discordias de pantalla y "fuegos cruzados", mientras juegan a inventar nuevos y serios problemas, de los que poder salvarnos en un futuro inmediato.
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