miércoles, 7 de diciembre de 2016

Tanto monta, monta tanto, Messi como Cristiano






Dada la evolución de los hechos acontecidos recientemente, y siendo estos por orden de prioridades, aceptando todo tipo de credibilidades y suspicacias según se mire. 
La historia vivida dice así:

"Las investigaciones de hacienda hechas probablemente a la par en su momento, con sus respectivas resoluciones, y merecidas sanciones". Se castigarán según lo establecido y por orden de estatura, partiendo de abajo arriba, dando el plazo necesario de tiempo para ensañarse a gusto con los primeros, para más tarde y en mitad de la tormenta después de bien llovido sobre los culpables, anunciar a "regañadientes" y con boca pequeña a nuestros últimos infractores, haciendo que por parecido que sea el delito, nefasto, reprochable, e ignorado en primera instancia. Parezca como de menor calado, por ser algo ya vivido en este mundo del balón, en vista de los famosos y apestosos casos ya existentes en el eterno rival, para tranquilidad del pueblo, ante tan enormes y bendecidas defraudaciones.

A saber: 
Lo de, primero vamos a machacar ante la opinión pública, a los Messi, Neymar, Mascherano y compañía, para luego, "ya si acaso", iremos sacando los trapos sucios de los Cristiano Ronaldo, Pepe, Coentrao, y tal y tal... así como queriendo decir... Ah! "Y estos otros también". Es algo a lo que lamentablemente  ya estamos empezando a acostumbrarnos, como si se tratara de algo entre "buenos y malos", cuando la realidad nos dice, que en el resultado final de este "partido" donde el regateado es el interés público. Todos salimos perjudicados.


En fin.

Este es el tipo de juego al que sin darnos cuenta ya nos están haciendo participar demasiadas veces, por el bien de nuestra ejemplar y querida sociedad.

Una sociedad cada vez más enfrentada  por ver cual de las dos partes tiene más mierda de la que avergonzarse. Sin darse cuenta, y siendo lo peor de todo. "Que la mierda siempre es mierda y nos salpica a todos por igual, independientemente del color que vistamos, a la hora de defender nuestras razones".

Cabe imaginar, y ya una vez sabida la evolución de los casos.
Que las casualidades y los protagonismos son siempre ociosos según el propósito deseado.
Y que en el fondo, las intenciones se rigen por normas prefabricadas a seguir, habitualmente, y demasiado a menudo.
Acorde a la pretensión final, de los determinados y protegidos intereses.

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