Entre los continuos cambios de la enseñanza en estos últimos años , y la perdida de los valores al alza en una fase de ebullición de dudas, entre el respeto, el menosprecio, y la falta de confianza, en pleno siglo XXI; lo único que nos faltaba para acabar de confundir, el difuso camino de nuestros niños;
son esos anuncios "tan educativos", que hoy en día, se emiten por televisión.
Por ejemplo:
"¿Como puede una abuelita tan dulce y bondadosa, jugar a engañar a un joven pidiéndole su ayuda, para inmediatamente engañarlo en su bondad , quitándole la última chocolatina que les quedaba sobre la estantería de aquel supermercado?"
O bien...
"¿Por qué tienen que competir padres y madres a empujones y mamporros, en el festival del colegio de sus hij@s, para intentar conseguir la mejor foto con unos móviles en desventaja, frente a la marca de turno con el "zoom" más poderoso, con la feliz sonrisa de los afortunados padres, poseedores de tan grandioso privilegio, sentados justo al final?".
Parece divertido ¿verdad?
Incluso tal vez lo sea.
Puede, que hasta bueno para la venta del producto en estos días que vivimos, donde por encima de todo, "prima la competición más respetuosa y legal entre iguales".
"¿Pero, nos hemos parado a pensar el efecto que algunos de esos anuncios puede llegar a ejercer sobre esos clientes potenciales, con sus, tiernas ideas y jóvenes pensamientos, en la moral y la ética a seguir en su fase de construcción; de cara a emular en cada uno de sus futuros comportamientos?
¿O ya damos por hecho, que todos ellos sabrán apreciar, que entre la ficción publicitaria y la realidad cotidiana ,"los buenos ejemplos utilizados"; no pretenden reflejar otra cosa más allá, que la de un divertido anuncio como tantos otros, a no intentar imitar, bajo la posible incomprensión de la sociedad que antes les hubo enseñado?
Yo, tal vez.
Intentaría no tentar a la suerte de la interpretación que ell@s puedan darles a dichos anuncios publicitarios, por si acaso.
Aún recuerdo cuando a muchos de nosotros nos daba por jugar a imitar, al "primo de zumosol", levantando piedras enormes que nos doblaban en peso y nos rompían la espalda, o a ponernos la bata blanca en plan "señorita pepis", con pinchazos a destiempo en lugares insospechados, fabricando pócimas sagradas en la intimidad de cualquier habitación.
Incluso acabar tentando la suerte para ser el "Superman" de nuestro mundo, donde ni la criptonita pudiera debilitarnos, hasta dar con nuestra realidad aplastada en el suelo, describiendo la insensatez de nuestro soñado vuelo.
Confiando en la suerte del mal menor.
Envueltos entre el desencanto, y la resignación.
Tal vez hoy, mi reflexión os suene a chiste.
Pero...
¿Quien sabe?
Podría ser algo a tener en cuenta para es@s publicistas del futuro inmediato.
Pues.
PUBLICITAR EDUCANDO.
Pudiera ser el mejor principio a tener en cuenta.
Para aspirar a conseguir, entre todos juntos.
Una realidad donde la sensatez, la amabilidad entre iguales, y los deseos de una buena convivencia.
Se vean correspondidos con total naturaleza, sin tener que llevarnos a engaños.
¿Por qué arriesgarse entonces a que muchos de esos jóvenes.
Mal interpretando la supuesta intención o finalidad de esos mensajes.
Dejen de ayudarles cuando no lleguen a poder abrir la tapa de cualquier tarro alimenticio, o bien ayudarles a bajar un objeto al que no alcancen.
Cuando por su debilidad o altura, es@s abuelit@s lo necesiten de verdad?
¿O incluso, a que algunos padres vean válidos "tan acertados métodos callejeros".
Para ganarse un espacio ante sus hijos.
Y en sus futuros finales de curso siendo ellos los padres.
Acaben como en una película de "Karate kid" cualquiera.
Convertidos en los"Jackie´S Chan´S" de turno.
Por culpa de algún maldito nuevo ARTILUGIO DE LA ÉPOCA, inmersos en tan "ejemplar competición"?.
En fin.
Como ya decía mi abuelo.
"VIVIR PARA VER"
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